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Reportajes

Persiste el bloqueo para la elección de los altos cargos europeos

Los líderes de la Unión Europea mantienen sus diferencias a primera hora de este lunes sobre la distribución de los altos cargos de las instituciones europeas, pese a la noche en blanco de contactos bilaterales y reuniones en formato reducido para tratar de salvar el rechazo de varias delegaciones a la propuesta que situaría al candidato socialdemócrata, el holandés Frans Timmermans, al frente de la Comisión Europea.

Ayer demostraron que a 9.324 kilómetros de distancia de Bruselas la mente está más despejada. En Japón se logró un principio de acuerdo que puede decidir el liderazgo de la UE durante los próximos cinco años. El “Plan Osaka” se cerró en los pasillos, las salas de reuniones bilaterales y los despachos de la cumbre del G20 en la ciudad japonesa. Allí Angela Merkel, Pedro Sánchez, Mark Rutte, y Emmanuel Macron, acercaron posturas y cerraron un principio de acuerdo.

Sin embargo, sus buenas intenciones chocaron frontalmente con la opinión de la inmensa mayoría de los dirigentes del Partido Popular Europeo (PPE) que no aceptaron la idea de apoyar a un socialista, cuando la situación de bloqueo se debe a que fueron los socialistas los que vetaron al candidato popular, el alemán Manfred Weber, a pesar de que fue el más votado en las elecciones europeas.

Esta ha sido probablemente la primera vez en la que la canciller Merkel es desautorizada con tanta contundencia en una reunión del PPE, cuando habitualmente todos los líderes esperaban escucharla para aceptar sus indicaciones. Fuentes del partido hablaron incluso de «rebelión» dentro del partido.

Merkel intentaba salvar en lo posible el mecanismo de designación del futuro presidente de la Comisión a través de la figura de los candidatos especiales o aceptando que el cargo fuera a parar a Timmermans, que era el que proponían los socialistas en las elecciones, dado que Sánchez le había asegurado que podría obtener los 376 votos que necesita en el Parlamento Europeo, sumando a los votos socialistas los liberales, los verdes y la extrema izquierda. Merkel aceptó entonces un paquete en el que el PPE obtendría la presidencia del Parlamento para Weber y el puesto de Alto Representante, mientras que los liberales se harían cargo de la presidencia del Consejo.

El problema es que los que se están oponiendo tampoco tienen un plan B. Y el bloqueo tiene varias consecuencias. La primera, que si no se llega a un acuerdo para todo el paquete antes del 2 de julio, el Parlamento Europeo votará el miércoles un presidente imprevisible que puede ejercer de efecto dominó en el resto de decisiones: familia política, género, país... Es el único cargo que se escapa al control del Consejo, de los gobiernos, porque tanto la propuesta como la decisión es competencia de la Eurocámara.

A partir de ahí: la Comisión Europea vigente decae el 31 de octubre, como el Banco Central Europeo. El presidente del Consejo Europeo, el 31 de diciembre. Y sólo la presidencia del Banco Central Europeo es improrrogable, por lo que ese plazo, si se deja para después del verano seguir las negociaciones, empezaría a entrar en zona de riesgo político y económico.

El primer debate presidencial de los candidatos demócratas se centra en la sanidad y la crisis migratoria

Mientras Donald Trump viaja a la cumbre del G20 que tendrá lugar en Osaka en Estados Unidos sus rivales demócratas ya han dado el pistoletazo de salida a la campaña presidencial del año 2020 con dos debates electorales seguidos, el primero se celebró el miércoles en la ciudad de Miami donde fue el turno de subir al escenario y defender sus propuestas de nada mas y nada menos de que diez candidatos, del total de 21 candidatos que se presentan. Los principales temas que estuvieron presentes fueron la sanidad y la crisis migratoria que se está viviendo en la frontera con México.

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El proteccionismo y la guerra comercial llegan al G-20

Las banderolas ya están colgadas en el aeropuerto de Osaka. Las azafatas esperan, sonrientes. El aparato de seguridad ya está desplegado. Todo está preparado para la 14 cumbre del G20, las economías que agrupan el 85% de la riqueza mundial. Un evento que, según el secretario del Tesoro de EE UU, Steven Mnuchin, será “muy importante”. Mientras la mayoría de los países centrarán su discurso en los problemas que conlleva el proteccionismo, el acto principal en el que estarán puestas todas las miradas, será una reunión fuera de programa que celebrarán los presidentes de EE UU, Donald Trump, y de China, Xi Jinping, para tratar de solventar una guerra comercial y tecnológica mutua que amenaza con arrastrar a toda la economía global.

Tal y como declaró Mnuchin en una entrevista con la cadena de televisión ayer, dos días antes del pistoletazo oficial para la cumbre, “ya tienen cerca del 90% del camino” hacia un posible acuerdo entre Washington y Pekín “y cree que hay una vía para completarlo”. 

En los últimos días, y después de casi dos meses de deterioro continuo en la relación, han resurgido las señales para el optimismo después de que los dos presidentes conversaran por teléfono la semana pasada, en un indicio de que ninguno de los dos países quiere ver un deterioro mayor de las relaciones al que ya han sufrido.

A Trump no le conviene mantener una pelea prolongada con Pekín, ahora que ha lanzado su campaña para la reelección en los comicios del año próximo.  Xi, por su parte, tampoco, necesita ahora un enfrentamiento comercial o tecnológico que pueda afectar a la buena marcha de su economía o a la creación de empleo. 

Además de esto, como casi siempre, esta reunión del G-20 también se adivina como una especie de olla a presión en la que, al margen de la agenda oficial, van a hervir durante dos días las más diversas tensiones geopolíticas y domésticas.

Las disputas comerciales, la guerra tecnológica del 5G, la crisis de EEUU frente a Irán y el cambio climático borbotean en ese recipiente; pero también el reto de las criptomonedas, un nuevo sistema fiscal para la economía digital, el dudoso futuro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) o la sobreproducción de acero en el mundo, bullen en este caldo del G-20 de Osaka.