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La guerra comercial entre China y EEUU se acerca al desenlace

Todas las miradas están puestas en ellos y lo saben, pero el final de una negociación que ya dura más de nueve meses parece cada vez más cercano y los mercados esperan ansiosos al desenlace de una historia que todo apunta a que podría terminar con un final feliz. Donald Trump dijo ayer que Estados Unidos y China están a un mes de un acuerdo épico que culmine la guerra comercial entre las mayores economías mundiales.

Tras nueve meses de fricciones, el anuncio resultó algo decepcionante para algunos, ya que la Casa Blanca había alimentado la expectativa de que Trump anunciaría la fecha exacta de una reunión con el presidente chino, Xi Jinping, para firmar lo acordado.

A pesar del optimismo exhibido por Trump este jueves, el representante Comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, dijo a periodistas que aún quedan por resolver los principales temas.  Según Larry Kudlow, asesor económico de la Casa Blanca, por primera vez China ha reconocido que EE.UU. tiene quejas legítimas sobre el robo de propiedad intelectual, la transferencia forzosa de tecnología y los ciberataques, lo que ha contribuido al progreso de las negociaciones.

Horas más tarde, Liu anunció que había surgido un "nuevo consenso" con la Casa Blanca, mientras el presidente de China Xi Jinping sostuvo que espera que ambas partes continúen trabajando para concluir las negociaciones tan pronto como sea posible

En los últimos meses, funcionarios de ambos países se prodigaron en muestras de confianza sobre la marcha de las conversaciones, pero la recta final está siendo la parte más difícil. Y esto se debe a que todavía no se ha resuelto el gran tema a tratar, cómo y cuándo Washington dejará sin efecto los aranceles a productos chinos, por un valor de más de 250.000 millones de dólares.

Por su parte, funcionarios estadounidenses insisten en que todo acuerdo implica obligaciones y sostienen que Washington irá levantando aranceles a medida que Pekín cumpla con lo pactado. Sin embargo, deberán tener cuidado, ya que, si derogan los aranceles demasiado pronto, podrían hacer que la oposición demócrata acuse a Trump de haber sido blando en las negociaciones.

Todo comenzó el año pasado, cuando Trump emprendió una guerra comercial contra China para paliar su abultado déficit comercial bilateral. Las principales quejas de EE. UU. contra China son el creciente desequilibrio comercial, el espionaje intelectual, la falta de acceso de empresas estadounidenses al mercado chino, las transferencias forzosas de tecnología y el hecho de que Pekín subvencione a compañías estatales.

En cualquier caso, Trump ya ha avisado de que, incluso si llega a un acuerdo con Pekín, mantendrá algunos aranceles sobre los productos chinos "durante un periodo significativo" hasta estar seguro de que China cumplirá con lo negociado.