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La UE frena a los euroescépticos con los verdes y los liberales como grandes vencedores

La UE ha resistido el asalto de las fuerzas nacionalistas y eurófobas gracias al auge de liberales y Verdes en las elecciones al Parlamento Europeo de este domingo. El Partido Popular Europeo, vencedor de los comicios, y los socialistas, segunda fuerza, han perdido la mayoría absoluta que sumaban desde hace 40 años y necesitarán apoyo para contener a unos partidos euroescépticos que han logrado la victoria en plazas tan importantes como Francia, Italia, Reino Unido o Polonia.

La proyección de escaños publicada por el Parlamento al filo de la medianoche otorga 178 escaños al PPE (221 en 2014), frente a 152 de Socialistas y Demócratas (S&D), la segunda fuerza más votada (191 en 2014). Las formaciones euroescépticas suman 168 escaños, en torno al 25% de un hemiciclo de 751. Por su parte, el grupo liberal, rondaría los 108 diputados, lo que le permitiría convertirse en una bisagra imprescindible para una alianza entre conservadores y socialistas. Los Verdes, con 67 escaños, también aspiran a ese papel y se ofrecen ya como complemento para una mayoría estable.

El ascenso de las fuerzas euroescépticas se ha visto mitigado en algunos países (Alemania) y neutralizado en otros (Holanda y Austria), gracias, en parte, a una participación que se ha disparado al alza por primera vez en 40 años de elecciones al Parlamento Europeo. Pero las cuatro jornadas de votación han desencadenado una sacudida política de importantes dimensiones, con un Parlamento Europeo sin mayorías nítidas y con varios Gobiernos en el alero, entre ellos, el de Alemania.

A la anunciada dimisión de la primera ministra británica, Theresa May, tras la jornada de votación del jueves en Reino Unido se ha sumado este domingo el adelanto de elecciones en Grecia y la amenaza de bloqueo político en Bélgica tras las elecciones generales celebradas al mismo tiempo que las europeas. El mal resultado de los socialistas en Alemania también abre la posibilidad de un adelanto electoral en ese país.

La caída de la abstención, que marcó un récord del 56,2% en 2014, parece confirmar el efecto catalizador del Brexit, que ha destapado ante la opinión pública el riesgo real de desintegración de la unidad europea. La masiva afluencia en ciertos casos ha despejado los temores previos de Bruselas.

El atractivo de las urnas también ha aumentado considerablemente gracias a la personalización de algunas de las opciones en políticos de renombre continental, como el presidente francés, Emmanuel Macron, emblemático representante de las opciones proeuropeas, y el vicepresidente del Gobierno italiano, Matteo Salvini, como cabeza visible de la alternativa euroescéptica.

El resultado también revela el desgaste de las dos grandes familias políticas (democracia-cristiana y socialdemocracia), que han sido los pilares del proyecto europeo durante seis décadas. Los datos apuntan a una ajustada victoria del Partido Popular Europeo, que se habría impuesto por quinta vez consecutiva desde 1999. Pero su margen de maniobra se ha reducido y ni siquiera con la ayuda de los Socialistas y Demócratas podrán sumar una mayoría de más del 50% de los escaños.

Además, la derrota de Macron es especialmente significativa, porque el presidente francés había convertido la cita del 26 de mayo en una suerte de plebiscito sobre el proyecto europeo. El europeísmo entusiasta de Macron puede haber sufrido su primer batacazo en las urnas después de haber sido seriamente cuestionado por las protestas de los chalecos amarillos.