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Irlanda se convierte en el gran muro de Theresa May

Las negociaciones del Brexit han encallado en la frontera con Irlanda del Norte, desatando un nuevo vendaval político en Reino Unido tras las duras protestas provenientes de Escocia y la República de Irlanda. La premier británica intensifica las conversaciones con el partido unionista demócrata, con la intención de desbloquear la situación y poder volver mañana a Bruselas a firmar un acuerdo definitivo. Los unionistas rebajan expectativas asegurando que aún no han visto la propuesta que presentó May a Juncker el lunes y descartar reunirse hoy con el gobierno británico.

 

La primera ministra Theresa May y otros responsables británicos están tratando de intensificar las conversaciones con el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte (DUP), después de que un acuerdo provisional sobre el Brexit con la Unión Europea sobre la frontera con Irlanda se viera frustrado en el último minuto.

Un responsable de su residencia oficial dijo que la líder británica podría volver a Bruselas el mismo miércoles para intentar cerrar un acuerdo que abra la vía a las negociaciones sobre el futuro pacto comercial cuando Reino Unido abandone la UE que implique aceptar una "armonización regulatoria" en la isla de Irlanda para evitar una frontera rígida. Esta cuestión es de hecho el último escollo que le falta por salvar a la premier británica para conseguir cerrar un acuerdo en el próximo consejo europeo del 14 de diciembre después de que su renovada oferta por unos 50.000 millones de euros para pagar la factura del Brexit haya terminado por convencer a la comisión europea, así como sus intenciones de proteger los derechos de los ciudadanos.

 

El problema está en que la fórmula incluida en el borrador para solventar el acuerdo para Irlanda del Norte, y que garantiza su continuidad en el mercado único europeo, está siendo vista como excesiva en Belfast y reclamada en similares condiciones por Escocia, Londres y Gibraltar. La solución ideada por los negociadores europeos consiste en que el Gobierno británico garantice que Irlanda del Norte se mantendrá “alineada en términos de regulación” con la UE, aunque el resto del Reino Unido se aleje progresivamente de sus estándares. Los contactos mantenidos durante el fin de semana en Bruselas, Londres y Dublín invitaban a pensar que se había dado en el clavo, que a partir de esa promesa se podría trabajar hacia una solución y, entre tanto, abrir negociaciones sobre el resto de temas del Brexit, como los Veintisiete y Londres deseaban hacer.